La vida es para adelante, digo siempre. Cuando cerramos una puerta y dejamos ir un sueño, seguramente hay otro mejor esperando, una puerta más grande para atravesar.
Está bien darse el permiso de derramar una lágrima, pero luego se sigue mirando hacia el futuro con fe, con esperanza, con los ojos del alma.
Porque finalmente ella es la que guía, la que nos lleva por el camino correcto, ligeros como plumas cuando nos dirigimos hacia nuestras metas más preciadas.
El alma nos habla de mil maneras, sólo es cuestión de estar atentos y escuchar sus mensajes para no errar en las decisiones de vida.
Con el corazón abierto, la frente alta y una sonrisa, el alma te elevará hasta las alturas más maravillosas para que disfrutes el presente, que es lo único real que tenemos.
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